miércoles, 18 de noviembre de 2009

Afganistán, un futuro incierto

El 26 de enero del 2004, mientras el entonces presidente transitorio Hamid Karzai ratificaba la nueva Constitución Afgana, la violencia y la pobreza hacían prever que la reconstrucción del país no iba a resultar tan fácil. Casi seis años después y con la misma persona al frente del gobierno, el fracaso en las elecciones presidenciales de Afganistán se constituye en fiel reflejo de la complicada situación que atraviesa.

Las irregularidades en el proceso electoral del pasado 20 de agosto, destapadas por la Comisión de Quejas Electorales nombrada por la ONU, hicieron necesaria una segunda vuelta que se fijó para el 7 de noviembre. Cinco días antes de la fecha, el ex ministro de exteriores Abdullah Abdullah, único rival en las urnas de Karzai, justificaba la retirada de su candidatura al denunciar que la maquinaria de fraude seguía intacta y tachaba de “ilegal” la decisión de la Comisión Electoral de proclamar presidente a Hamid Karzai.

Su primer discurso como máximo mandatario reelecto giró en torno a un mensaje de unidad y la promesa de “limpiar el Gobierno de corruptos”. Según el Índice de Transparencia Internacional, que mide los niveles de percepción de corrupción en el sector público a nivel mundial, Afganistán ocupó el pasado año el cuarto puesto entre los 180 países más corruptos del mundo.

Estados Unidos contemplaba con buenos ojos la posibilidad de que Abdullah colaborara integrándose en el gobierno; su apoyo al líder afgano desde los inicios de la guerra en 2001 y la confianza depositada en él se habían desinflado poco a poco por la corrupción. El ex candidato declaró al respecto que integrarse en el ejecutivo "no es una opción".

La profunda crisis política que atraviesa el país, alentada por el escándalo electoral protagonizado por su presidente, es aprovechada por la insurgencia talibana para calificar a Karzai de “títere” occidental. “Hace dos semanas se decía que el presidente marioneta Karzai estaba implicado en un fraude, y ahora que ha sido elegido basándose en esos mismos votos fraudulentos, es felicitado por Washington y Londres" concluye un reciente comunicado talibán.

El Ministerio de Interior afgano calcula una fuerza de alrededor de 40.000 talibanes –adjetivo que engloba los cuatro principales grupos de insurgencia financiados con el comercio de opio- frente a más de 100.000 soldados liderados por EEUU y la OTAN, entre ellos 68.500 norteamericanos, 9.500 británicos y 2.830 canadienses. Las tropas extranjeras instaladas en el país afgano, superiores en el papel, se encuentran en serias dificultades desde 2007.

Un reciente informe presentado por el general norteamericano Stanley McChrystal, al mando de las tropas norteamericanas y de la OTAN en el país centroasiático, señala que los grupos de resistencia a las tropas de ocupación controlan alrededor del 80% del territorio –de una forma abrumadora en las regiones del sur y este- y han perfeccionado sus ataques contra las fuerzas extranjeras. El general concluye que es necesario que el presidente Obama autorice el refuerzo militar en la zona enviando al menos 40.000 soldados más. Con el eterno lastre de la guerra de Vietnam sobre sus hombros, el presidente de la primera potencia mundial se encuentra ante una difícil decisión: continuar engordando el grueso militar en la zona o buscar otras soluciones.

Desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2001, la inversión internacional en Afganistán ronda los 43.300 millones de euros de los cuales, según afirma el periodista Ramón Lobo “sólo el 14% ha tenido un impacto real en la vida de las personas”. La fuerte inversión militar ha prevalecido de forma apabullante hasta la fecha sobre la realizada en pro de las necesidades del pueblo afgano.

Los patrones del conflicto de Irak se repiten: una comunidad internacional que ocupa un país devastado y ejecuta una estrategia basada en la imposición de su idea de libertad y democracia. Las prioridades deberían pasar inexorablemente por escuchar de primera mano lo que reclama el pueblo afgano y facilitar el asentamiento de un gobierno decente. Las elecciones parlamentarias de 2010 son la próxima oportunidad que tiene Afganistán para empezar a enderezar su rumbo.

3 comentarios:

  1. Aunque sea un tópico, no por ello deja de ser verdad: Este blog es como una bocanada de aire fresco, en un mundo donde la apariencia y la mentira se someten al dictado del poder, más bien del dios Dinero, para que siempre lo siga soportando y pagando todo y unicamente el desfavorecido.
    Alimenta la esperanza en la raza humana encontrar jóvenes sinceros y valientes que apuestan por la búsqueda de la verdad, contrastando las apariencias.
    Si esto se une a un exhaustivo y profundo rigor en el análisis, pero además sin por ello perder la frescura de la intuición y brillantez en el apunte corto nos hace ilusionarnos con excelente futuro autor.
    ¡Gracias, Guillermo, y muchas felicidades y mucho ánimo ante las adversidades, que te han de surgir, porque el sistema es cruel y no perdona!

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  2. Muchas gracias libreoyente,
    Por supuesto, hay que ser consciente de las adversidades que pueden surgir y SURGIRÁN. Resulta angustiante pararse a pensar que es prácticamente imposible integrarse (entiéndase por integrarse comer)dentro del pequeño sector informativo que consigue que en la cúspide de su pirámide no se encuentre el símbolo del dólar. Los blogs son una vía de escape para mucha gente atrapada en el férreo engranaje económico mundial. Aunque no es mi caso, me temo que pronto lo será.

    Un abrazo,
    Guille

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  3. Cada vez me gusta màs lo que escribes. Siempre es un placer leerte y siempre da qué pensar.

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